Toxicología
“Vigilaré con la astucia de la serpiente, y con su veneno te morderé. ¡Mortal! , te arrepentirás del daño que me has hecho”
Frankenstein (Mary Shelley)
La toxicología es un campo extraordinariamente amplio, complejo y muy dinámico a raíz de la constante creación de nuevos compuestos y sustancias sintéticas, muchas veces puestas en el mercado sin una debida evaluación.
La cantidad de sustancias tóxicas que nos llegan en los alimentos, aire, agua y productos que ponemos en nuestro cuerpo, es de no-creer. Una vez más el desconocimiento se apodera de nuestra capacidad de abstracción, esperando que la suerte en vez de una adecuada información sea las que nos provea de una buena salud. A continuación se exponen sólo algunos productos o materiales y las sustancias que contienen, que comúnmente usamos en nuestros hogares, ponemos en nuestros cuerpos o consumimos de manera habitual. Ampliar este listado dependerá de cada uno, de la decisión personal de seguir informándose para cuidarse más a sí mismo y a sus seres queridos. Por nuestra parte, esperamos seguir ampliando el listado con el tiempo, aunque con una velocidad que no podemos comprometer de antemano.
ALUMINIO1, 2, 3, 4, 5, 6
Es un metal tóxico al igual que todos los metales pesados. No presta ninguna utilidad a nuestro organismo y por ende no debiese entrar en él, pero insistimos en ponerlo sobre nuestra piel como desodorante-antitranspirante y bloqueador solar, entre otros productos comerciales.
El bloqueo de la sudoración en las axilas mediante la aplicación de antitranspirantes podría llevar al cáncer de mamas. La ocurrencia de cáncer de mamas en las mujeres es mucho más elevada que en los hombres, porque las mujeres depilan sus axilas, deshaciéndose así de la protección que ejerce el bello axilar contra la presencia de aluminio.
Los vasos linfáticos podrían llegar a taponearse con el tiempo, y por ende los linfocitos no podrán acceder a realizar su trabajo de limpieza, produciéndose una mayor acumulación de toxinas en la zona afectada.
Además de ciertos productos que ponemos en nuestra piel, el aluminio también es ingerido por el uso de ollas, vajilla y otros utensilios de cocina fabricados con aluminio, contenedores de aluminio para llevar comida, y los productos alimenticios que son envasados en latas de aluminio.
Dichas latas contienen en su interior una película de esmalte o barniz para evitar que el alimento entre en contacto directo con el metal y sus óxidos, pero las latas con abolladuras y que por ende hayan podido exponer el aluminio al alimento no suelen ser descartadas y por otro lado el mismo esmalte es también una sustancia tóxica a evitar por filtrar colorantes y bisfenol A en los alimentos.
Buculei et al (2013) en un estudio para determinar la migración de metales hacia alimento cárnico desde latas hechas con una aleación de diversos metales (cadmio, plomo, cobre, hierro, zinc, estaño), determina que existe migración de metales hacia los alimentos en su interior desde latas con una cobertura intacta de barniz. Dicha investigación resulta relevante, porque a pesar que la lata y el barniz estén intactos, no siempre este último resulta efectivo en evitar que el metal migre hacia el alimento. Otro factor interesante en la migración de metales es la calidad del esmaltado de la lata en términos de porosidad y grosor, es decir, aunque aumentemos el grosor de la capa de barniz interior, esto no evitará la migración de metales hacia el alimento si su porosidad no es la idónea.
En este último estudio no se considera el aluminio, metal utilizado para la fabricación de latas en envasado de bebidas gaseosas, sin embargo, no hay razón para no considerar que el aluminio también migra hacia el alimento contenido en la lata fabricada con este metal.
Así, son varias las vías por las que el aluminio puede ser ingerido y afectar la salud.
Por su parte Douglas C. Anthony et al (2005), ha planteado que en pacientes dializados parece haber una relación epidemiológica con cierto tipo de demencia que se asemeja a la enfermedad de Alzheimer, y que se asoció con la presencia de aluminio en el líquido de diálisis. Al suprimir la exposición al aluminio se ha evitado la aparición de nuevos casos de esa forma de demencia.
También es posible ingerir cereales contaminados con aluminio cuando han sido tratados con fosfina, un plaguicida fumigante aplicado como fosfato de aluminio sobre el producto, y que es utilizado en cereales y granos almacenados para eliminar insectos y hongos (Donald J. Ecobichon, 2005).
Robert A. Goyer y Thomas W. Clarkson (2005) señalan que todos los materiales hechos con aluminio contienen aluminio trivalente. Este ion trivalente se une firmemente a los ligandos donantes de oxígeno tales como el citrato y el fosfato. La exposición humana al aluminio se produce a través de los alimentos, del agua potable y de productos farmacéuticos.
SODIO LAURIL SULFATO (SLS)2, 7
El SLS y sus derivados son compuestos surfactantes muy utilizados en productos como shampoo, jabones, lociones y pastas de dientes, por producir abundante espuma, ayudar a la mezcla y homogenización de los ingredientes, y favorecer la permeabilidad del preparado. Sin embargo, el SLS no sólo es eficiente en traspasar la piel sino también la barrera hematoencefálica en donde puede afectar el tejido cerebral.
Cuando está presente en productos que contienen flúor o químicos bactericidas en jabones anti-sépticos, el SLS puede actuar como portador para éstas y otras sustancias aún más peligrosas.
ALIMENTOS GENÉTICAMENTE MODIFICADOS (GMO) Y GLIFOSATO7, 8
Los alimentos genéticamente modificados o transgénicos, en donde por ingeniería genética se modifica el ADN original de una especie vegetal incorporándole genes de otra especie, están estrechamente unidos al herbicida glifosato, es decir, algunos cultivos de interés comercial son modificados genéticamente para resistir la aplicación del herbicida glifosato y de esta manera afectar sólo a las malezas que crecen junto al cultivo (un herbicida es un plaguicida que se utiliza en agricultura para matar malezas, es decir, especies vegetales sin interés comercial).
Al día de hoy, son numerosas las publicaciones científicas que dan cuenta de la nefasta toxicidad del glifosato sobre la salud, siendo directamente relacionado con el autismo y el cáncer.
En ese sentido, la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC por sus siglas en inglés) dependiente de la Organización Mundial para la Salud (OMS), tiene catalogado al glifosato en categoría 2A, que significa “probablemente carcinogénico”, sólo un peldaño más debajo de la categoría 1, “comprobadamente carcinogénico”. A raíz de lo anterior, a partir de marzo del 2015, la IARC ha sido objeto de esfuerzos coordinados sin precedentes para intentar minar el programa del organismo para la evaluación de sustancias, y afectar a la institución entera. A raíz de lo anterior, en una carta abierta de 10 páginas fechada en enero del 2018, el Director de la IARC responde a las críticas e intentos por socavar a dicha institución. Vale la pena leer el documento completo desde la página web de la IARC, sin embargo, aquí va una pequeñísima síntesis:
“Los ataques hacia la IARC provienen de la industria agro-química y sus asociados, a partir de: el temor de ver amenazados sus intereses financieros por la vía de que el producto no pueda ser re-autorizado por la Comisión Europea [lo que impediría su uso en todos los países miembros de la Unión Europea]; cientos de demandas judiciales en los EE.UU. presentadas por pacientes con cáncer contra Monsanto, [su fabricante hasta ese entonces, hoy en manos de Bayer], afirmando que sus enfermedades malignas fueron provocadas por el glifosato; y la decisión de la Agencia de Protección Ambiental del Estado de California en EE.UU. de calificar al glifosato como carcinogénico”.
Todo indica de que estamos frente a un nuevo caso de gravedad, al igual que en el pasado ocurrió con los PCB (bifenilos policlorados, carcinogénicos, inmunosupresores y bioacumulables, usados como refrigerantes en transformadores eléctricos), lindano (insecticida bioacumulable y carcinogénico) y DDT (insecticida bioacumulable), todos prohibidos en la actualidad, pero que en su momento fueron autorizados y ampliamente utilizados porque se pregonaba que no producían ningún daño al medio ambiente ni al ser humano. Al momento de su prohibición ya habían sido extensamente utilizados y hasta el día de hoy es posible seguir encontrando concentraciones de estos tóxicos en tejidos animales y humanos. Y así la historia se repite una y otra vez, poniendo por delante, muy por delante, los intereses económicos antes que la salud de las personas y el medio ambiente.
Ahora bien, más allá de un plaguicida en particular, el grueso de la agricultura hace un uso extensivo e intensivo de todo tipo de agroquímicos, que en mayor o menor medida pueden terminar afectándonos. De ahí que la agricultura libre de todo tipo de sustancias sintéticas debiese ser la regla y no al revés. Hoy en día en muchos lugares sigue siendo difícil sino imposible, y por lo demás caro, encontrar una amplia variedad de productos vegetales certificadamente orgánicos.
GLUTAMATO MONOSÓDICO7, 9
Es un producto utilizado como mejorador del sabor en los alimentos.
El problema es que es una sustancia toxica que se confunde con la acción de metales pesados y puede causar presión sanguínea anormal, dolor articular y muscular, dificultades respiratorias y gastrointestinales, erupciones en la piel, visión borrosa, y problemas en el funcionamiento cerebral que podrían incluir depresión, mareos, convulsiones, pérdida de balance, somnolencia, insomnio, hiperactividad en niños, confusión mental y ansiedad. De hecho, los efectos del glutamato monosódico y también del aspartame, imitan muchos desórdenes neurológicos, tales como enfermedad de Alzheimer y esclerosis lateral amiotrófica.
El glutamato monosódico y también el aspartame (edulcorante ampliamente utilizado por la industria alimenticia), son especialmente insidiosos dice la Dra. Nenah Sylver (2011), porque pueden atravesar la delicada barrera hematoencefálica, que es una red especializada de capilares altamente compactos diseñada para evitar que las sustancias tóxicas puedan alcanzar el cerebro.
Aunque el glutamato monosódico sea utilizado en todo el mundo, esto no quiere decir que sea inocuo para la salud. El Dr. Rusell Blaylock (MD), en su libro “Excitotoxins: The Taste that Kills” (Exitotoxinas: El Sabor que Mata), describe en detalle cómo y por qué el glutamato monosódico causa tanto daño, y lo que las personas pueden hacer para evitar su impacto en la salud. También comenta los varios nombres químicos y formas que toma el producto, lo cual resulta relevante de mencionar, puesto que hay muchos productos alimenticios que conteniendo glutamato monosódico, legalmente se les permite usar en el etiquetado nombres alternativos, comenta la antes citada Nenah Sylver (2011).
ASBESTO10, 11
Es un mineral que se rompe en finas agujas microscópicas, y que fue utilizado por mucho tiempo en la construcción y algunas aplicaciones industriales, hasta que se descubrió que era carcinogénico e inmunosupresor. Una vez que ha ingresado al cuerpo y que sus fibras se han alojado en algún sitio, es muy difícil eliminarlo.
A raíz de su peligrosidad, en el año 2001 el Estado de Chile prohibió mediante decreto supremo, su fabricación, importación y venta.
Una de las principales fuentes de asbesto en la actualidad, sino la principal, son las techumbres de muchas edificaciones que fueron construidas con anterioridad a la mencionada fecha, y que permanecen hasta el día de hoy. La premisa técnica es que el asbesto incluido en una matriz de cemento, como ocurre con las planchas para techumbre, se le considera no-friable, es decir, no es susceptible de escapar de la matriz que lo contiene y por ende no representaría riesgo para la salud. Pero, como en tantas otras ocasiones, la teoría no se condice con la realidad, porque por un lado el común de las personas son ignorantes de los riesgos del asbesto y su prohibición actual, y por otro lado no saben qué materiales lo contienen y los riesgos que conlleva su manipulación en un contexto desinformado.
Con el paso del tiempo, es común apreciar como las antiguas planchas de asbesto-cemento presentes aún en las techumbres de muchas viviendas comienzan a romperse. Por otro lado, en la labor de instalación de dichas planchas, un procedimiento habitual era perforarlas para atravesar los pernos de anclaje que se fijan a la estructura del techo, lo que con el tiempo, ligado al viento y la condición sísmica del país, hace pensar que nada evitará que las fibras comiencen a escapar paulatinamente a su matriz de cemento, y eventualmente puedan acceder a la vivienda por perforaciones, junturas no-herméticas en el cielo interior, o derechamente al realizar reparaciones mayores sin las debidas medidas de seguridad.
La madre de uno de mis pacientes oncológicos, luego de hablar por unos instantes de las condiciones de su hogar, me señalaba que aproximadamente ocho años antes que su hijo fuese diagnosticado con linfoma de Hodgkin, un cáncer de tipo linfático, su marido había realizado una reparación en una de las habitaciones de la casa que incluyó la remoción del techo compuesto por viejas planchas de fibrocemento, instaladas mucho tiempo antes de la prohibición antes mencionada. Ocho años más tarde su hijo mayor era diagnosticado con cáncer, casualmente en la zona torácica, es decir, muy cerca o íntimamente relacionado con los pulmones. Cabe señalar un antecedente curioso aportado por la madre del paciente en relación a que el grupo familiar entero, que por ese entonces estaba compuesto por cinco adultos, un adolescente y un infante de un año y medio, estuvo por una semana con sintomatología gastrointestinal que incluyó diarrea y vómitos. Dichos síntomas se gatillaron dos días después del retiro de la techumbre, labores por lo demás, que fueron realizadas sin ningún tipo de medidas de seguridad.

AGUA11, 12
El agua es otro gran tema, muy amplio y complejo. Basta con revisar la normativa que lo rige sólo en Chile y la innumerable cantidad de parámetros de todo tipo que deben ser cumplidos para que se le considere apta para consumo humando. ¿Serán evaluados todos esos parámetros cotidianamente, o sólo algunos?
En el Norte Grande del país las aguas dulces tratadas que llegan a ser aptas para el consumo humano son duras, es decir, no son de una calidad óptima debido al contenido de sales, pero suelen cumplir la norma porque la dureza no es un parámetro a considerar.
Por otro lado el caso histórico de Antofagasta que convivió en el pasado reciente con presencia de arsénico en el agua potable es un buen ejemplo para graficar aquello, y no es que las otras ciudades del norte debamos mirar aquel ejemplo con distancia. Hacia finales del año 2012 se detectaba en Arica una muestra por sobre el nivel de arsénico en el agua potable, de acuerdo a publicaciones en prensa local de aquella época; y en años anteriores era aún más frecuente, según se desprende de la lectura del “Programa Maestro de Intervención de Zonas con Presencia de Polimetales en Arica, del Gobierno Regional de Arica y Parinacota, 2009”.
Hoy día es fácil y barato adquirir un medidor de sólidos totales disueltos (TDS) para tener una buena aproximación del total de minúsculas partículas conductoras presentes en el agua, parámetro que es un reflejo de todo tipo de sales y metales contenidos en ella. Un muestra de agua potable de Arica fácilmente puede ubicarse en torno a las 1.000 ppm (partes por millón), mientras que alguna marca de agua filtrada puede marcar apenas 10 ppm o incluso menos. No es de extrañar entonces que hayan proliferado las pequeñas empresas que venden agua filtrada por osmosis inversa embotellada en bidones de 20 litros, aunque cabría considerar que para el envasado utilizan botellas de policarbonato, un polímero capaz de filtrar una sustancia tóxica llamada bisfenol A.
Por otro lado, considerar que determinadas toxinas estén por debajo de la concentración permitida en el agua de bebida, permite por cierto dar cumplimiento legal a la norma, pero desde un punto de vista técnico, cabría considerar el asunto con un poco más de amplitud. El Programa Maestro de Intervención de Zonas con Presencia de Polimetales en Arica, del Gobierno Regional de Arica y Parinacota (2009), da cuenta de niveles promedio de arsénico en los suelos de la zona de Arica de 21,71 mg As/kg, aunque si se consideran solamente las tres principales zonas afectas por este hecho toxicológico histórico, los contenidos de arsénico en suelo son aún mayores.
Por otro lado las mediciones en aire realizadas en el pasado arrojaron valores de 31 ng As/m3 en PM10 (material particulado de diámetro inferior a 10 micras), evidenciando que la concentración de arsénico en el aire respirable es alto respecto de la referencia de 6 ng As/m3. Respecto del PM2,5 (material particulado de diámetro inferior a 2,5 micras) la cifra es menor, 9 ng AS/m3 pero no por ello amigable, considerando que las toxinas PM2,5 en aire pueden alcanzar mayor profundidad en las vías aéreas pulmonares (cifras del Programa Maestro de Intervención de Zonas con Presencia de Polimetales en Arica, Gobierno Regional Arica y Parinacota, 2009).
De esta manera una eventual y puntual transgresión de un determinado nivel de toxina en algún producto de consumo humano, e incluso más, los niveles máximos de sustancias permitidas en algún producto consumible o respirable, no deberían ser considerados de manera aislada, sino más bien dentro de un contexto en el cual se produce el evento a considerar, por ejemplo, el geográfico e histórico con todo su acervo de características propias. Esto es válido para cualquier ámbito de la toxicología, pero particularmente para aquellos fenómenos crónicos, que suelen ser más insidiosos y difíciles de ponderar y detectar, recordando que hoy estamos frente a niveles sin precedentes en cuanto al nivel de toxinas de todo tipo que nos rodean y consumimos a diario.
Todos estos factores y tantos otros, debiesen sopesarse adecuadamente para tener una verdadera y saludable política en torno al agua que consumimos, reflexión que debiese incluir también desde dónde se está extrayendo, más aún considerando el entorno desértico en el cual se emplazan las principales ciudades del Norte Grande en donde pese a todo la agricultura se ha hecho un importante espacio, aunque ojalá algún día transite por la vía de dejar de usar agroquímicos o al menos disminuir significativamente su uso.
Sin embargo, sólo sentarse y pretender que las cosas tomen un rumbo distinto podría significar esperar por generaciones. Hoy día hay decisiones que cada uno puede tomar para protegerse a sí mismo y a sus seres queridos.
BISFENOL-A EN ENVASES DE PRODUCTOS PARA CONSUMO HUMANO2, 7, 13, 14, 15, 16, 17, 18
David E. Cohén y Robert H. Rice (2005) catalogan al bisfenol-A (BPA por sus siglas en inglés) como un alergeno habitual por contacto, es decir, capaz de producir una reacción de tipo alérgica sobre la piel, como ronchas, erupciones o enrojecimiento; entonces cabría preguntarse, si esta sustancia puede producir habitualmente reacciones alérgicas sobre la piel en contacto con ella, ¿qué efectos podría tener una vez dentro del organismo al consumirla junto con los alimentos?
Según estimaciones de la FDA (siglas en inglés para Administración de Drogas y Alimentos, que vendría siendo como nuestro Ministerio de Salud y las instituciones estatales relacionadas o que dependen de él), el 17% de la dieta de los estadounidenses proviene de alimentos enlatados, y aunque los alimentos enlatados pueden parecer convenientes, no son muy nutritivos. Por otra parte, a menos que la cobertura interior de la lata con esmalte, sea probada y certificadamente segura, esta condición hace al alimento derechamente peligroso, dice la Dra. Nenah Sylver (2011). Ahora veremos por qué.
El BPA es una sustancia química utilizada en la resina epóxica que forma parte de la capa de cobertura interior de las latas usadas para envasar alimentos. Esta sustancia es un disruptor endocrino, es decir, sus estructura química es similar al estrógeno (hormona presente mayormente en las mujeres aunque también en hombres en niveles muy inferiores a los de éstas) y por ende puede provocar desajustes como si fuera un estrógeno sintético. Por otro lado, debido a su similitud molecular con el estrógeno natural, el BPA puede desplazar al estrógeno de los sitos receptores en el cuerpo. Los desajustes hormonales provocados por el BPA pueden incluir bajo conteo de espermios, toxicidad para el sistema nervioso e incluso estar relacionado con el cáncer (Sylver, 2011). Daño hacia las células puede ocurrir a concentraciones tan bajas como 2 ppb (dos partes por billón ó 2 µg/kg).
De acuerdo a los Centros para el Control de Enfermedades (red de establecimiento en los Estados Unidos encargados de estudios epidemiológicos y sanitarios en general), niveles de 2 ppb de BPA se encontraron en el 95% de personas examinadas.
En un estudio supervisado por el Environmental Working Group (algo así como Grupo de Trabajo para el Medioambiente, institución independiente ligada a la salud y el medio ambiente en los Estados Unidos), se encontró BPA en más de la mitad de los productos comerciales enlatados, incluyendo alimentos para bebe. Muchas de las latas contenían niveles de BPA 200 veces más altos que el nivel de seguridad establecido por la autoridad competente para químicos industriales. El consumo de una a tres porciones de los alimentos enlatados era suficiente para causar daño, comenta Sylver en su notable libro del año 2011.
Por otra parte, el BPA es utilizado como ingrediente en la materia prima para la fabricación de algunos polímeros (nombre técnico usado para referirse a los plásticos o resinas en general). A esto nos referiremos a continuación.
No todos los plásticos son fabricados con BPA o sustancias tóxicas en general, pero algunos sí, como el caso del policarbonato. Antes de seguir avanzado, cabe señalar que en 1988 una determinada agrupación decidió identificar los diferentes plásticos con abreviaturas y números, de esta manera al policarbonato le corresponde la sigla PC y el número 7, comúnmente, aunque no siempre, encerrado dentro de un triángulo formado por tres flechas, ubicado generalmente en el fondo del envase.
La investigadora japonesa Yoko Kawamura (2012, 2014) del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud en Tokyo, Japón, prefiere referirse al BPA como sospechoso de ser disruptor endocrino. Señala la investigadora que el policarbonato y los esmaltes de resina epóxica en el interior de las latas, tienen BPA libre que puede migrar a los alimentos.
Prosigue la investigadora agregando que se ha encontrado BPA en concentraciones de 5 a 80 ppm (partes por millón o mg/kg) en platos de comida para bebés y de 18 a 37 ppm en mamaderas, aunque el nivel de migración hacia los alimentos era principalmente inferior a 5 ppb. Los utensilios referidos anteriormente por Kawamura, son aquellos fabricados con policarbonato.
La principal fuente de exposición a BPA en humanos, son los alimentos enlatados. La resina epóxica en el esmalte del interior de las latas, es un compuesto estable, pero comienza a liberar BPA si el alimento ya enlatado es cocido o esterilizado a 105 °C ó más (Kawamura, 2012).
Desde un punto de vista técnico, ¿qué tan estricto puede ser esperar a que la temperatura alcance 105 °C para que haya liberación de BPA y/o quizá otras sustancias? Hace casi un año atrás, en pleno verano, dejé una botella de policarbonato de 20 litros conteniendo agua de bebida en el interior de una sala cerrada expuesta al sol. La temperatura en el interior de la habitación era elevada a las horas de mayor calor exterior, quizá cercana a los 32-35 °C. Después de algunas semanas, cuando fui a beber dicha agua, tenía un sabor distinto, algo amargo.
Por su parte en Chile, el 05 de septiembre del 2014 fue publicada una noticia en la web de la Asociación de Industriales del Plástico, ASIPLA, referente al término de un estudio de tres años llevado a cabo por investigadores del Laboratorio de Envases (Laben) de la Universidad de Santiago de Chile, a raíz de lo cual proponen al Ministerio de Salud modificaciones al Reglamento Sanitario de los Alimentos, “específicamente sobre aquellos aspectos vinculados con los materiales plásticos que están en contacto con ellos”, sin precisar específicamente cuáles son las mejoras que proponen, aunque se señala que la finalidad es garantizar la inocuidad de los alimentos que son puestos a la venta.
Más adelante señala el artículo, que “de acuerdo con la Dra. María José Galotto [una de las investigadoras participantes del estudio], la contribución de la investigación tiene que ver con el control de riesgos que pueden influir en la calidad e inocuidad de los alimentos…”.
Otra de las investigadoras que participó en dicho estudio, la Dra. Alejandra Torres, señala que “en la producción del policarbonato es posible que existan reacciones químicas que no finalicen de manera óptima, quedando disponibles moléculas de BPA. Este compuesto orgánico [químicamente hablando] presente en los envases plásticos [de policarbonato] ha generado controversia en la Unión Europea, donde se ha indicado que su uso produce efectos negativos, por ejemplo, en la actividad hormonal”.
Por otro lado, hay otro plástico ampliamente utilizado hoy en día, particularmente en envases de bebidas gaseosas o sin gas. Se trata del polietilentereftalato, desarrollado por investigadores británicos en 1942. Su sigla identificadora es PET y su número el 1. En su proceso de fabricación se utiliza el cobalto a modo de catalizador (sustancia que debe estar presente para lograr que una reacción química se lleve a cabo o para acelerar su reacción en miras a conseguir una nueva molécula). El punto es que el cobalto es un metal tóxico, y hasta aquí aún no se ha podido encontrar ningún antecedente que señale si el cobalto se filtra o no hacia el contenido en el envase de PET. La Dra. Hulda Clark señala que los plásticos pueden ser “endurecidos” si se les somete a agua muy caliente y se les deja enfriar a temperatura ambiente, o se les somete a un sonicador, y de esta manera se elimina o disminuye el riesgo de que los plásticos filtren sus toxinas hacia los alimentos en contacto con ellos.
Pero también señalaba que el polietileno de alta densidad (HDPE con N°2) y el baja densidad (LDPE y N°4) son plásticos seguros. Por su parte Nenah Sylver (2011) agrega al polipropileno (PP y N°5) como un polímero seguro. Son plásticos comunes por lo que no veo ninguna razón para no escogerlos en vez de los otros. Por otro lado, siempre deben preferirse los plásticos sin adición de colores, es decir, en su presentación lo más natural posible. Por ejemplo, en el caso de las bolsas plásticas (LDPE) y envases (HDPE y PP), aquellas casi transparentes, derechamente transparentes o de tonalidad opaca-blanquecina.
REFERENCIAS
1. Amelia Buculei, Sonia Amariei, Mircea Oroian, Gheorghe Gutt, Liviu Gaceu, Adriana Birca. 2013. “Metals migration between product and metallic package in canned meat”. LWT – Food Science and Technology (2013), 1-11.
2. Nenah Sylver. 2004. “The Holistic Handbook of Sauna Therapy”. The Center for Frequency.
3. David E. Cohén y Robert H. Rice. 2005. “Efectos de los tóxicos sobre la piel”. Capítulo 19 de “Fundamentos de Toxicología”, Curtis D. Klaasen y John B. Watkins III. Editores Casarett y Doull, McGraw Hill Interamericana.
4. Douglas C. Anthony, Thomas J. Montine, William M. Valentine y Doley G. Graham. 2005. “Efectos de los tóxicos sobre el sistema nervioso”. Capítulo 16 de “Fundamentos de Toxicología”, Curtis D. Klaasen y John B. Watkins III. Editores Casarett y Doull, McGraw Hill Interamericana.
5. Donald J. Ecobichon. 2005. “Efectos tóxicos de los pesticidas”. Capítulo 22 de “Fundamentos de Toxicología”, Curtis D. Klaasen y John B. Watkins III. Editores Casarett y Doull, McGraw Hill Interamericana.
6. Roben A. Goyer y Thomas W. Clarkson. 2005. “Efectos tóxicos de los Metales”. Capítulo 23 de “Fundamentos de Toxicología”, Curtis D. Klaasen y John B. Watkins III. Editores Casarett y Doull, McGraw Hill Interamericana.
7. Nenah Sylver. 2011. “The Rife Handbook of Frequency Therapy and Holistic Health”. Desert Gate Productions LLC.
8. Carta abierta de enero del 2018 del Director de la International Agency for Research on Cancer (IARC) perteneciente a la Organización Mundial de la Salud (OMS): https://www.iarc.fr/wp-content/uploads/2018/07/IARC_response_to_criticisms_of_the_Monographs_and_the_glyphosate_evaluation.pdf
9. Russell L. Blaylock. 1996. “Excitotoxins: the taste that kills”. Health Press.
10. Decreto N° 656, “Prohíbe uso del asbesto en productos que indica”. Promulgado el 12.09.2000, publicado en el Diario Oficial el 13.01.2001, entrando en vigencia 180 días después de esta última fecha. Firmado por el Presidente de la República y la Ministra de Salud de la época.
11. “Programa Maestro de Intervención de Zonas con Presencia de Polimetales en Arica, del Gobierno Regional de Arica y Parinacota, 2009”.
12. https://www.soychile.cl/Arica/Sociedad/2013/02/18/155370/El-agua-de-Arica-registra-niveles-criticos-de-arsenico-y-esta-por-sobre-la-norma.aspx
13. Hulda Clark (Ph.D.). 2007. “La cura y prevención de todos los cánceres”. New Century Press.
14. Environmental Working Group: https://www.ewg.org/
15. ASIPLA. 2014. “Académicos proponen modificaciones a la normativa de envases para alimentos”. Noticias en la web: http://www.asipla.cl/academicos-proponen-modificaciones-a-la-normativa-de-envases-para-alimentos/
16. Tecnología de los plásticos: http://tecnologiadelosplasticos.blogspot.com/2011/05/pet.html
17. Yoko Kawamura (National Institute of Health Sciences, Tokyo, Japan). 2012. “Bisphenol-A in Canned Foods. 2012”. ILSI SEA Region 6th Asian Conference on Food and Nutrition Safety (Nov 2012).
18. Yoko Kawamura (Division of Food Additives, National Institute of Health Sciences, Tokyo, Japan). 2014. “Bisphenol A in Japanese Canned Foods”. En “Food Additives and Packaging, Komolprasert et al 2014. ACS Symposium Series, American Chemical Society: Washington, DC, 2014.
GLOSARIO
MD = Medical Doctor = Doctor en Medicina = Médico-Cirujano
JD = Juris Doctor = Doctor en Jurisprudencia = Abogado
DDS = Doctor of Dental Surgery = Doctor Cirujano Dentista = Odontólogo o Cirujano-Dentista
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